Evolución temporal de los niveles de antibiótico en carnes, vísceras y tejidos grasos del cerdo para garantizar los requisitos legales de países externos a la Unión Europea.
En la producción de animales de abasto se utiliza una gran variedad de productos farmacológicos ya sea con un fin terapéutico, zootécnico o como promotores de crecimiento. La gran mayoría de los productos son susceptibles de dejar residuos en los alimentos procedentes de los animales que han sido tratados, bien del principio activo en su forma original o bien de sus metabolitos. La administración de estas sustancias con fines terapéuticos es en muchos casos necesaria, pero cuando se utilizan de forma fraudulenta, indiscriminada y abusiva sin atender a los principios de la buena práctica veterinaria, la presencia de residuos en los alimentos puede suponer un grave riesgo para la salud de los consumidores.
En el ámbito de la crianza de cerdos como animal de consumo, la presencia de residuos farmacológicos en la carne, vísceras y tejidos grasos está muy relacionada con la estructura y características químicas de cada fármaco, el tipo de administración, la cantidad administrada, el estilo de vida del animal, la interacción con otros fármacos, y un largo etcétera que hace de este tema un campo de investigación que no ha sido abordado en su complejidad de forma empírica.
Hasta ahora, existen muchos más estudios estadísticos que empíricos, debido a la complejidad de aunar todas las variables en la realización experimental.
En este trabajo se ha realizado un estudio de los giros legales, los riesgos para la salud, y la evolución temporal de los antibióticos en carne de cerdo destinada al consumo, dejando un último apartado a algunos aspectos relativos a las normativas de exportación a países extracomunitarios, como es el caso de Rusia, donde existe una especial controversia en cuanto a los niveles máximos permitidos de residuos de fármacos en sus productos cárnicos.